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La práctica serena y consciente del Mindfulness
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Crear momentos, disfrutar de espacios íntimos y únicos. Parar. Respirar…
Sentir que el corazón se desacelera a medida que nos tomamos ese tiempo en el que cada una es, eso mismo… cada una.
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La práctica del Mindfulness, sí, esa que está tan de moda últimamente y a la que todo el mundo pone esa “coletilla” porque parece que mola más. Pero eso no es lo que hoy os vengo a contar hoy. Personalmente os traigo el testimonio de quien os escribe y relata estas letras.De cómo cuando nos vemos con perspectiva a nosotras mismas, damos un paso atrás para coger aire y es ahí donde la mente hace clic. Al menos eso hizo la mía y así os lo quiero hacer llegar, con toda la humildad y sin mayor ambición que la de compartirlo con vosotras.
Nunca tenemos tiempo para nosotras, porque nos han ido educando mal en ese pensar popular de que las mujeres podemos con todo y que quejarse es de debiluchas que no le echan reaños a la vida. Amigas, nada más lejos de la realidad. De lo que los demás piensen, no podemos opinar, pero por la misma razón, de cómo afrontamos nuestras muchas fórmulas para estar en modo presente en la vida, tampoco debemos dejar que opine el resto del mundo.

Tomarse unos minutos al día para estar con una misma,es algo que una vez que pruebas no dejas así como así. Es esa parada consciente, creedme la que lo convierte en algo vuestro/nuestro. Una experiencia única que solo nosotras podremos testar, una vez lo integremos a nuestras vidas. El momento… Ese lo eliges tú.

Recuerdo la primera vez que practiqué una meditación. Al acabar, hasta el gesto de mi cara había cambiado. El reconocimiento corporal me hizo tomar conciencia de lo mucho que apretaba los dientes, de cómo se encogían mis hombroso de lo apretado que tenía el culo. Sí, el culo. Yo lo apretaba porque haciéndolo, mi espalda me dolía menos, y sentía que así la sujetaba sin llegar a ser consciente de lo que estaba haciendo. Sabed que,al final, todo esto va de no tener tiempo para mirarnos y saber reconocer lo que nos está pasando, cuando nos está pasando.

Pasaron muchos años hasta que tuve la oportunidad de hacer el MBSR o entrenamiento de 8 semanas para la “Reducción de estrés con Mindfulness”, en el centro Presentia de Granada. Allí conocí a muchas más mujeres que, como yo, andaban en modo automático y que al igual que el resto, nos reconocíamos como “mujeres todoterreno” que no se tenían en cuenta a ellas mismas en cuanto a sus necesidades más primarias.

“Haced la prueba siguiente”, nos indicó la Instructora del programa y directora del Centro, Carmen Verdejo. “Tenéis deberes”, nos dijo. “Mañana, vais a empezar a registrar las sensaciones conscientes que sentís cada una al lavaros los dientes….”-
“¿Al lavarme los dientes?” Pensé que eso era una chorrada… Pero no. No lo fue. Porque esos “deberes” tenían que ver con la puesta en marcha de mis 2 minutos para mí, poniendo mis 5 sentidos en lo que hacía. Tenía que estar en atención plena, realizando una tarea en el momento presente. Menudo reto me pedían… (Tomar conciencia de lo que pasa alrededor, sin que perturbe mi mente porque mi atención está puesta en el acto únicamente de lavarme los dientes). Solo os puedo decir que fue una experiencia alucinante que solo se experimenta en el momento en el que la razón deja de entrometerse y pasa a la acción el hecho de hacer algo como si fuese la primera vez que se hace (hacerlo con la mente del aprendiz, que dicen los principios del Mindfulness). Y así ocurrió. Tomé conciencia del hecho. El agua sonaba y jamás prestamos atención cuando abrimos el grifo de cómo suena el agua al caer contra el lavabo. El ruido que hace el cepillo al ponerle la pasta de dientes. La cantidad de músculos que ponemos en marcha al realizar los gestos necesarios para estar de pie, para inclinarnos hacia el lavabo, cuando alzamos el brazo, cuando movemos la muñeca, cuando abrimos la boca y nuestra mandíbula ha de estar abierta y en una posición concreta… Esa sensación de frescor que aporta el agua con la pasta de dientes, la saliva, ¿que cómo suena eso si se le presta atención? Simplemente es una experiencia brutal.

Nosotras, las mujeres que hacemos mil cosas en nuestro día a día, tenemos un mundo por descubrir ante la práctica diaria del Mindfulness. Es como tomar conciencia de que, si queremos, vamos a estar redescubriendo cosas constantemente con beneficios para nuestra salud.
¿El Mindfulness cura? No me atrevería yo a decir que cura, para eso ya están los científicos y sus estudios realizados al respecto. Pero, ¿que es una técnica con posibles resultados terapéuticos, que calma el dolor, la ansiedad se reduce a niveles que no nos imaginamos y que gracias a la práctica diaria cambia la vida de quienes lo practicamos? Eso sí que lo puedo afirmar y, además, en primera persona del singular. Como mujer, se lo recomiendo a todas las mujeres por eso de ser casi siempre… las últimas de la fila. Por supuesto, ayuda a todo el mundo y ayuda hacerlo en todas las edades. Que conste que no lo digo yo. Lo dice la Organización Mundial de la Salud. De hecho, dicen que: “las enfermedades crónicas y los problemas de salud, así como el deterioro grave de la salud mental, ocupan los puestos 13 y 14”, según concluye un informe de la entidad supranacional.
Mindfulness y salud mental
“La salud pública mundial está sometida a una presión cada vez mayor y los sistemas sanitarios de todo el mundo corren el riesgo de volverse inadecuados. La pandemia de COVID-19 amplificó aún más los espectros siempre presentes y los riesgos emergentes para la salud física y mental. (…) Dadas las crisis actuales, la salud mental también puede verse exacerbada porfactoresdeestréscrecientescomola violencia, la pobreza y la soledad”.

Nuestra salud, se ha llevado a debate e incluso la recogen en los ODS (objetivos de desarrollo sostenible). En ellos, específicamente, se nos da cabida en su objetivo número 5 en el que se menciona: “como meta para “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”, el ente supranacional plantea, entre otros, la necesidad de promover - también-la salud mental y el bienestar”.
De forma pionera en La Zubia, se abordará la reducción de estrés con Mindfulness con un colectivo particularmente vulnerable y expuesto a un fuerte estrés vital, relacionado con el maltrato y la violencia de género. De esta forma, La Zubia vuelve a innovar en el afrontamiento de terapias y herramientas específicas para mujeres que han sufrido situaciones de abuso, maltrato y violencia de género.
Se ha demostrado que el entrenamiento de Mindfulness y atención plena puede tener efectos terapéuticos, relacionados con la aceptación, la compasión, la amabilidad y el autoconcepto.
Pongamos de moda los autocuidados. Pongámonos de moda a nosotras mismas dándonos la oportunidad de estar mejor, y de ser más conscientes.
Regalémonos salud. Regalémonos momentos únicos aunque sean pequeñas píldoras de 3 minutos cuando notemos que las necesitamos. Investiguemos e invirtamos tiempo en conocernos a nosotras mismas. Mejorar nuestros niveles de ansiedad y de dolor, puede ser el mejor de los motivos para empezar a practicar algo que está al alcance de todas. Hagámoslo y comprobemos como nuestro cuerpo y nuestra mente cambia. Haced la prueba, y una vez acabada la práctica, veréis en vuestro cuerpo sus beneficios y los cambios que se producen en vosotras.
Os invito a iniciaros en la práctica diaria del Mindfulness. Mi experiencia ya la tenéis y solo queda que podáis contarle la vuestra a otras mujeres.
Marga Fernández Cortés
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